Rafael Alvarez – Mister Franquicias

Como empezó todo

Llegué de República Dominicana muy joven a Estados Unidos acompañado de mis padres, quienes querían hacer realidad el sueño americano y que sus hijos también lo consiguiéramos. Nos instalamos en la ciudad de New York y desde muy temprano mi padre me dijo que él no podía heredarme algo más grande que una formación académica. Desde entonces se lo agradezco, pues sin ello no sería la persona en la que me he convertido.

Como todo joven soñador, quería estudiar en una universidad prestigiosa y mi anhelo era entrar a la Universidad de Columbus; sin embargo, mis padres no podían costear esa universidad y me enviaron a la mejor universidad pública que pudieron, City College. En este lugar, conocí a personas que fueron fundamentales para mi formación y allí aprendí qué es el liderazgo y la perseverancia. Actitudes importantes que me llevaron hacer lo que hoy en día soy.

Fue también en este período que mi inquietud por emprender surgió cuando vi una oportunidad de empezar un negocio innovador en la industria de los taxes. Después de investigar y crear un modelo de negocios que me parecía sustentable, con emoción busqué el apoyo de mi padre para iniciar mi proyecto de digitalización de taxes. Recuerdo haberle pedido $20,000 para comenzar mi negocio, pero más recuerdo la expresión de su rostro y el silencio que hubo entre nosotros durante casi un minuto. Entre broma e ironía, mi padre me dijo un rotundo no.

Cada vez que recuerdo ese momento, siento que es el instante que cambió mi vida para siempre. El dolor que me produjo su respuesta tuve que convertirlo en un “Claro que puedo”, “Claro que lo conseguiré” y en un impulso para demostrarme a mí mismo que yo era capaz de conseguir cosas grandes y cumplir mis sueños en esta nación.

A la mañana siguiente, me levanté con el objetivo en la mente de qué, sin importar cuáles fueran los obstáculos, yo debía hacer mi sueño realidad. Visité a cuantos amigos tenía presentándoles mi idea de negocio y pidiéndoles un préstamo de $1000 a cada uno. De los 35 amigos que visité, 18 me tendieron la mano. Con ese capital, 18,000 dólares prestasdos, 20 dólares que mi mamá me dio de todo corazón, 200 de mi bolsillo, dos computadoras que tenía en mi hogar, una máquina de faxes y una impresora, emprendí el camino hacia mi sueño.

Trabajé duro, hice grandes clientes y con la cabeza en alto volví con mis amigos, que me apoyaron en el trayecto, y les pague el dinero que me habían prestado y más. Estaba orgulloso de lo que había conseguido, pero sabía que necesitaba establecer un modelo que me permitiera sustentar mi negocio durante todo el año y no solo durante la temporada de taxes. Así que comencé a incluir infinidad de servicios que prestaba desde mi local frente a la universidad.

Mi negocio tuvo tal éxito que pronto tuve que mudarme a un espacio más grande, el cual hoy todavía recuerdo que mi padre se ofreció a remodelar como signo de reconocimiento de qué yo había logrado lo que me propuse, pese a no haber contado con su apoyo inicialmente.

Mi negocio fue próspero durante más de 10 años, pero yo sabía que podía hacerlo más grande y especializarme en algo que me apasionara. Quise abrir un nuevo negocio y debo admitir que fracasé. Fue un tiempo difícil pues perdí todo y  la familia que había formado mi familia, mi esposa y mis dos mellizas, dependían de mí.

Aunque fueron tiempos difíciles, recibí la ayuda de amigos entrañables que confiaron en mí, me ayudaron a recuperar mi negocio y me abrieron nuevos horizontes, como en el ámbito de la política. De ahí también surgió mi inquietud por ayudar a otros y ser un ejemplo positivo para nuestra comunidad, demostrándoles que, con esfuerzo, grandes cosas se podían conseguir.

El ver tantas vidas cambiadas por mí me hizo desear tener un mayor impacto en mi comunidad y me planteé como reto ser el número uno en mi negocio en Washington Heights. En ese momento, pude ver que todo lo que me había sucedido sólo había venido a sumar a mi sueño, pues los retos que afronte, los contactos que conseguí, los amigos que conocí y toda la experiencia que había adquirido me llevó a instalar mi negocio a un nuevo niveles que yo solamente había soñado.

Para 2005, me di cuenta de que aún quería seguir creciendo y que necesitaba una estrategia que me ayudara a llevar mi negocio al siguiente nivel. Con mis aprendizajes adquiridos, mis amigos de confianza, mi familia y mis sueños de la mano, me lancé hacia el siguiente reto.

Dejé de lado todos los servicios que prestaba y decidí dedicarme únicamente al negocio de preparación de taxis. Pronto el negocio creció tanto que me vi la necesidad de pensar un nuevo modelo que me permitiera cumplir con todo el abasto de trabajo que tenía y continuar expandiéndome sin límites. Fue así como me di cuenta de que el modelo de franquicias era la mejor opción para mí.

Contacte a mi amigo de toda la vida Victor Morissete y le pedí que hiciera un estudio de mercado sobre la idea que yo tenía: Ser el primer competidor latinoamericano que fundara una franquicia de preparación de impuestos para latinoamericanos. Los datos que arrojó la investigación de Victor fueron sorprendentes. Había una demanda enorme de latinos a los cual nosotros podríamos llegar con la ventaja de que nosotros conocíamos sus necesidades y nos identificamos con ellos.

Presentamos el proyecto con especialistas y para nuestra sorpresa confirmaron que nuestro negocio estaba destinado a ser exitoso. El próximo paso era crear una marca única. Mi empresa llamada en un inicio Alvarez Taxes evolucionó y por necesidad, y fortuna se convirtió en ATAX. Para 2007 establecimos la primera franquicia de declaración de impuestos con un mercado latino como diferenciador.

Siguiendo una estrategia, hicimos crecer la franquicia poco a poco de 10 en 10 de 100 en 100 de 1000 en 1000, no sin antes haber cometido muchos errores y tenido que aprender de ellos. En el camino tuvimos que aprender sobre mercadeo, ventas, temas legales soporte, pero sobre todo aprender a identificarnos con las necesidades de las personas.

Luego de muchos retos y lecciones me he involucrado cada vez más en el gremio de franquicias y especializado en el área, a tal grado que hoy en día grandes empresas buscan colaborar conmigo. Mi deseo es que otros tomen mi experiencia, aprendan de mis errores, de mis logros y puedan cumplir sus sueños como yo lo hice. Deseo que tú también puedas llegar a este punto en el que yo hoy te cuento CÓMO EMPEZÓ TODO.